La tribuna hace lo suyo con las pulsaciones a mil. Y San Martín igual. No se relaja y por eso todo le cuesta. Va, va y choca el equipo, justo contra un Juventud Unida que no se achica para nada. Todo eso le jugó en contra al equipo, que cual embrujado, volvió a dejar pasar una chance vital en La Ciudadela. Aunque el 2 a 2 haya tenido sus motivos.
Fue ansiedad pura el “santo”, que jugó pasado de revoluciones. Dos pases seguidos fueron una aguja en un pajar, porque ni con el correr de los minutos alguien paró la pelota. Como siempre, al equipo le costó despegarse de tremendo entorno, hasta que Martín Seri supo volver oro toda esa errante celeridad. En quinta, el volante recuperó en el medio y así se mandó. De atrás lo corrió César More, con la misma marcha, y el ex Newell’s entendió el pase cantado. “Flecha” hizo lo suyo y desde adentro del área mandó el centro atrás. La bocha recorrió toda la línea, como esperándolo a él, un Fabricio Lenci que puso el pie justo para darle un respiro a la Ciudadela. Uf... Con su gol, el que por fin festejó con la hinchada, el 9 calmó a las fieras y la historia fue la de una fiesta.
Pero no duró mucho, y ese fue el mayor problema. “La Juve puntana” jamás dejó de inquietar y por eso encontró su merecido en la agonía del primer tiempo. Estuvo mal Aníbal Medina al no poder frenar la corrida de Juan Aguirre, pero tampoco nadie lo socorrió al “Cabezón”, y el enemigo entró al área sin dramas para dejar pagando al bueno Diego Pave. Un amague fue suficiente para abrir el camino de la pelota a la red.
Entonces el envión anímico fue del enemigo, que empezó el complemento dispuesto a todo. A dar vuelta la historia por ejemplo, para refregarle por la cara a San Martín todos esos fantasmas que lo amilanan en su propio suelo. Marcelo Bergesse desbordó primero y Emanuel Reinoso empujó el 2-1. O sea, todo mal... De no haber sido por la mejor noche de Lenci, San Martín se estaría lamentando mucho más la noche de miércoles: por un golazo del 9 al menos sumó de a uno.